AMAR…. AMARSE

Explotar…

Reventar el globo lleno de confeti inservible, estallar el cajón que esconde el tesoro desconocido, golpear el cristal que protege la joya de la corona, con la rabia, la fuerza y la esperanza de querer ver que aquello que esconden es lo buscado…

Sacar…

Quitarlo del pecho como si fuera una cuerda atrapada en el fondo de un pozo… como si de un exorcismo se tratara… como si haciendo un desgarro se pudiera ver el fondo, el color, la luz…. La esperanza…

Volver a ello de nuevo sin volver a ello. Ello que es lo mismo y que cambia, que lo reconoces y que no. Ello que sorprende.

Baile en redondo, hélice volátil, pluma volando en círculos. Espiral..

Rito iniciático que marea, enajena, asusta, rompe esquemas…

Transitar…

Estar ahí, aceptando que este es el camino que tiene que ser, caminar respirando, soltando nudos, bajando presiones, con atención… yendo y viniendo…con voluntad, con paciencia, con atención y esperanza.

Enajenación que al final deposita lentamente justo ahí delante, un sabor fresco, una luz trasparente, una clarividencia certera.

Enajenación que devuelve unos ojos bien abiertos, una frente despejada, flexible y… casi en quietud… Un corazón palpitando al son, y de a poquitos, no vaya a ser… columna desperezada, cintura acompasando, manos y pies con ritmo de Jazz… bailar…

Amar… Amarse

Amar con mayúsculas, amar el exorcismo, el transito y la enajenación.

Amarse…

Amar lo que acontece y acompaña, amar a la vida y a la madre naturaleza, a los seres vivos todos, a quienes acompañan y a quienes no. Y volver a amar.

Amarse…

Amar las cosas. Las tuyas y las ajenas, lo que haces y lo que no, amar el error y el acierto. Y volver a amar.

Amarse…

Amar despacio y con atención, con la luz apagada y encendida, amar en la sombra y las sombras. Y volver a amar.

Amarse…

Amar el roce, el olor, el sabor, el color. Amar la piel y la tela. Amar la sonrisa y la mirada, el suspiro, el anhelo, la fidelidad y el engaño. Y volver a amar.

Amarse…